Parece que entramos en una era de monopolio en el tenis. Es increíble, como puede ser que en un deporte donde, prácticamente existen 50 jugadores que pueden ganarse entre sí alternativamente, hayan aparecido dos monstruos de este nivel, que evidentemente juegan un circuito aparte. Nadal y Federer, ejercen una tiranía brutal en la ATP desde dos formas radicalmente opuestas de entender el tenis en concreto y el deporte en general.
El suizo es el Zidane del tenis. Representa la clase, la elegancia, el talento puro pero siempre desde la humildad y la corrección. Juega sin sudar y si lo piensas fríamente, parece que nunca recuerdes haberlo visto correr. No le hace falta, no usca el espectáculo, es que le sale solo. Lo de este chico no se entrena, se lleva dentro. Posiblemente no hubiese podido dedicarse a ningún otro deporte, porque no hubiera valido, pero estoy convencido de que la primera vez que cogió una raqueta, ya apuntaba a las líneas.
Nadal es diferente. Su juego no está exento de un talento descomunal, pero lo que realmente lo hace diferente es su despliegue físico. Nadal si que suda, y exhibe sus músculos, le gusta a la gente, lo sabe y (siempre desde el respeto, eso sí) intenta complacerles. Muy parecido al crack azulgrana. Sus gritos y celebraciones, hacen aún más dura la derrota para su rival. Rafa es un portento físico, que pudiera haber triunfado en cualquier disciplina deportiva.
¿Qué estilo es mejor?. A mí personalmente me encanta el talento de Federer. Yo siempre he sido de Zidane sobre los demás. De Indurain sobre Armstrong. De los grandes jugadores balcánicos sobre los tremendos fíicos NBA. Pero no dudo en reconocer, que Rafael Nadal, hoy por hoy, es el valor más seguro del baloncesto español, sin duda.
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