Los tres cerditos.

Érase una vez tres cerditos, que vivían a sus anchas, haciendo y deshaciendo lo que les venía en gana, sin importarles para nada lo que sus actos podían suponer para los demás. Estos tres cerditos, se llamaban Villar, Laporta y Lamikiz.

Cuando los tres cerditos construyeron sus hogares, decidieron adoptar técnicas distintas:

• Lamikiz optó por el camuflaje. Era el menos público de los tres, el menos mediático, por tanto, se construyó una cabaña con hojas y ramas, para pasar desapercibido por el parque.
• Laporta era el más astuto, un auténtico seductor, con gran habilidad para las relaciones públicas. Se hizo una casita de madera, porque pasa poco tiempo por ahí, y normalmente duerme fuera. Esfuerzos los justos. Si hace frío, a casa de Villar.
• Al tonto de Villar, sus hermanos le hicieron construir una fortaleza de hormigón, para que cuando llega el lobo, los tres puedan esconderse en ella.

Los cerditos listos, le prometieron al tonto de Villar, ponerle de presidente. El pobre tontín estaba contento, porque se creía importante, pero sus hermanos, sabían que sólo era una marioneta a utilizar a su antojo. Y llegaron las elecciones a presidente de la granja, y cuando todos los animales habían pactado apoyar a otro, los cerditos se saltaron los acuerdos, para poner a su hermanito.

Y pasaba el tiempo, y el pobre Villar salvaba una y otra vez el culo a sus hermanitos. Que el pequeñín Gurpegui da positivo por nandrolona, pues no pasa nada, habrá sido un accidente. Que viene un primo del pueblo a visitar Barcelona y se tira de cabeza contra un portugués, pues no pasa nada, cambiamos las normas, y no cerramos el campo.

Pero un día, un granjero malo, decidió que si Giovanella (un cerdito que venía de Galicia), no podía seguir jugando, pues lo mismo pasaba con Gurpegui. Y decidió soltar a un lobo para perseguir al cerdito Lamikiz. Y Lamikiz, corría cada día a casa del tete Villar, pero un día, por sorpresa, el lobo lo pilló y lo devoró, porque mientras corría a esconderse en casa del tete, desatendía la suya, y claro eso no puede ser.

Ya sólo quedan dos, pero que se anden con ojo, porque la casa del tete Villar parece que tiene aluminósis, y algún día caerá, y el lobo se hinchará, porque les tiene ganas, y se lo merecen.

¿A qué viene todo esto?. Pues viene a que más allá de que RVN meta cuatro, o diez o doce, o el doble pivote o lo que queráis, Casillas se llevó un mecherazo, el público y los jugadores navarros, se comportaban como auténticos carniceros que deseaban atrapar a su presa. Y todo, gracias a la bajada de pantalones de Villar con Laporta pra no cerrar el Camp Nou en la decisión más vergonzosa que uno recuerde. Los futbolistas, más allá de los colores que vistan, son personas, que no merecen ser tratadas como muñecos de pim pam pum por cuatro subnormales descerebrados (aunque ayer me parecieron bastantes más de cuatro).

Y algún día el lobo llegará, y los objetos le caerán a Eto'o, o Ronaldinho, Motta, etc. Y desgraciadamente, puede ser que les hagan daño, y entonces ¿qué?. ¿Cambiamos otra vez las normas?.